...de momento

miércoles, 29 de septiembre de 2010

mis once años VI

Vivir con Aurora estaba bien, me encantaban los niños pequeños y me encantaba ver como la abuela la cuidaba, la bañaba, le daba de comer. Yo podía jugar con ella siempre que quería, y siempre quería. Me gustaba tener compañía, como si no tuviera más hermanos, en ese momento no echaba nada de menos, todo era calmado y éramos felices. Aurora estaba conmigo en casa de la abuela y era genial.
Un día empezaron las visitas de mi padre. Venía para hablar de mamá con la abuela. Durante horas le contó la historia entera de sus infidelidades, llorando, cuanto había sufrido, cuanto sufría. Yo eschuchaba a escondidas, era una historia muy larga. La abuela no decía nada, no preguntaba nada, sólo le daba la razón. Luego me reñía por haber escuchado, sin desmentir nada. Mi madre se había ido con otro y eso estaba mal.Pobre papá, cuanto había tenido que soportar. Por eso no entendía por qué cuando mamá quiso venir a casa de la abuela ella quiso que viniera. Yo no quería escucharla, no había otra versión. Era mala. La abuela sólo dijo una cosa cuando le pregunté: "Es mi hija, eso no ha cambiado, la tengo que perdonar".
Mamá me escribió una carta, papá quiso que la leyera con él y lo hice mientras paseábamos por la calle. En ella me pedía perdón y decía otras cosas que no terminaba de comprender. Papá estaba allí, recordándome lo mal que lo "estábamos" pasando. Cuando llegamos a casa rompí la carta. No la quería. Quería que papá pensara que yo estaba de su parte. Fui a la cocina y tiré los pedazos. Allí mismo me abrazó, llorando. Estuvimos así un rato. Yo no lloré, ni me sentía cómoda abrazándolo, le dejé por compromiso, mientras pensaba en otra cosa, sin saber porqué lo hacía. La situación no me parecía tan grave, para mí todo era igual, o mejor: seguía en casa de la abuela pero ahora tenía a Aurora.

sábado, 4 de septiembre de 2010

MIS ONCEAÑOS -Capítulo V

Mi madre se había ido. Esta vez no fue a casa de la abuela, ni se fue con nosotros. Nadie parecía saber qué hacer. La abuela tomó el control: estaba sentada en el sofá del comedor, seria -Había poca luz- "Yo me llevo a la pequeña también y tú te quedas con los chicos". Aurora tenía siete meses. Yo ya vivía en casa de la abuela, desde que tenía dos años pasaba largas temporadas en su casa. Ahora también vendría mi hermana. Así quedamos repartidos.
Ella se había ido. Recuerdo que era diecisiete de Abril, pero no la recuerdo a ella.