...de momento

jueves, 26 de agosto de 2010

MIS ONCEAÑOS -Capítulo IV

Mamá vino un día a casa de la abuela, venía con Papá. Llevaba un vestido de punto azul marino, por encima de la rodilla. Yo abrí la puerta y me extrañé de verles. Nunca iban por allí, no querían a la abuela. Sólo a mí me gustaba estar con ella. Nunca iban de visita. La abuela solía llevarme los domingos a casa para que los viera. Esta vez el motivo merecía la pena:"va a venir la Aurorita". Las palabras de mi madre eran buenas noticias. Yo tenía dos hermanos, uno mayor y uno menor. Quería desde siempre una Aurorita, llevaba años preguntando a mi madre cuando iba a venir. Entonces no pensé en nada más.
Meses más tarde mi madre tenía ya la barriga enorme. No conocía los detalles, pero sabía de donde venían los niños y que hacía falta un padre.
Cuando vivía en casa de mis padres, por temporadas, compartía cama con Miguel, en la misma habitación los tres. Una noche, estábamos ya acostados, nos levantaron para decir algo importante. Reunión de crisis familiar (algo que con el tiepo se hizo habitual, toda la familia participaba de los problemas). Aquella noche mi padre, muy solemne, nos informó:"Vuestra madre se está viendo con otro señor". Él quería que fuese una noticia muy trágica y seguía hablando, yo no entendía muy bien lo que decía, hablaba de lealtad y de familia, tampoco escuchaba, estaba recordando aquel día en la piscina. "Entonces -pregunté- ¿La Aurorita es de ese señor?". Mi padre se enfadó:"!No!!La Aurorita es de Papá!". La indignación subió de tono. Todo aquello parecía como irreal. No terminaba de entender lo que estaba pasando, lo que querían de nosotros. Mi padre a un lado, mi madre a otro, sentados. Papá nos dio a elegir, yo sólo podía pensar en aquel día en la piscina. Me daba pena mi padre, ella había actuado mal, me puse junto a él. No entendía porqué mis hermanos la abrazaban a ella "pues yo me voy con Papá". Mi madre usó entonces un tono de voz que ahora conozco, no se tomaba aquello en serio "¿eres tonta?¿no oyes que os va a matar?". No, no lo había oído. Y lo vi, en la silla donde estaba sentado él, el cuchillo más grande de la casa, con una hoja grande y el mango negro. Corrí con mi madre, eso ya no me parecía tan buena idea.
En algún momento sonó el timbre. Nos mandaron de nuevo a la cama. Había dos hombres de uniforme en la entrada, con la abuela. "Esta señora le ha denunciado. Usted la llamó para comunicarle su intención de matar a la familia", "No diga tonterías, yo no haría eso, mis hijos están en la cama y mi mujer aquí", "Es mi madre, está mayor, ya sabe...No haga caso"
Nunca se volvió a hablar de ésto y yo sólo lo recordé el día que Papá llamó a casa de la vecina para avisarnos: "Tu padre a encontrado a tu madre otra vez con ese hombre".

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